

“No sé cuánto dinero tenemos, mi esposo y yo no platicamos de finanzas”, “Me acabo de divorciar, no tengo nada de ahorros y no sé qué hacer para salir adelante económicamente”, “Me quiero divorciar pero no puedo porque no tengo dinero propio y no puedo quedarme sin dinero”.
¿Se te hacen familiares o has escuchado alguna de estas frases antes? Yo sí, varias veces. En una sociedad como la nuestra, hablar de las finanzas con tu pareja no se acostumbra mucho, pero eso no quiere decir que esté bien y el no llevar una buena administración financiera en la cual tú estés involucrada, te puede dejar en una situación poco deseable en el futuro.
En términos de ingresos, las desigualdades entre hombres y mujeres se traducen en diferencias de poder dentro del matrimonio. Como consecuencia a esta mayor dependencia financiera, las mujeres somos menos propensas a dejar un matrimonio disfuncional que los hombres. Aún cuando el matrimonio es funcional, a cambio de obtener seguridad económica a través de nuestra pareja, muchas mujeres nos responsabilizamos de los quehaceres menos deseables del hogar, dejamos las decisiones financieras a nuestra pareja y ponemos nuestra carrera en segundo plano.
Una cosa es tener propiedad sobre el patrimonio y otra es tener “control” sobre él. Tener control involucra ser parte de las decisiones sobre las finanzas del hogar, como por ejemplo sobre cómo se gasta o ahorra el dinero. Es muy importante para las mujeres tener nuestro propio patrimonio, pero no hay que olvidar la importancia de tener también control sobre el patrimonio del familiar.
Quiero dejarte 3 métodos de cómo administrar las finanzas con tu pareja, te será muy útil si estás por casarte, te acabas de casar o si quieres cambiar la forma en la que manejan las finanzas actualmente.
En este método las mujeres tienen la misma voz y rol que su pareja en el manejo del patrimonio familiar. Sin embargo, hay algunas consideraciones de este método:
En este esquema, los recursos son percibidos como colectivos. Sin embargo, una persona toma la responsabilidad principal de manejar las finanzas del hogar. La pareja decide quien es la persona que va a tomar dicha responsabilidad y generalmente es la que conoce más o a la que le gusta más el tema de la administración financiera.
Algunas desventajas de este método son:
Este método consiste en armar 3 “canastas”: “El”, “Ella”, “La nuestra”, en donde cada quien maneja su dinero por separado y hacen aportaciones a una caja comunal, de cual salen los recursos para pagar gastos comunes. Es un buen método pero hay un problema cuando los dos aportan la misma cantidad pero su ingreso es diferente, pues la persona con menos ingreso, terminaría teniendo menos dinero disponible en su “canasta”. Una manera de solucionarlo es que cada quien aporte un porcentaje de su ingreso a la canasta comunal. Éste método te da cierta independencia financiera y también reconoce la aportación de la mujer en gastos comunes.
Cuando las mujeres tenemos nuestro propio patrimonio, somos más propensas a tener más control sobre el patrimonio familiar. Muchas veces una mujer no se da cuenta del poco poder y autoridad que tiene sobre los activos familiares hasta que el matrimonio termina.
Como lo hemos dicho varias veces, las decisiones financieras son muy personales y sólo tú conoces la relación y comunicación que tienes con tu pareja, por lo que el método que le funcione a tu amiga no necesariamente te tiene que funcionar a ti. La idea es ir probando diferentes métodos, hacer una combinación, o crear el tuyo propio. Además, puedes ir cambiando de método conforme vayas entrando a diferentes etapas / ciclos de vida.